Una marca está formada por valores que definen el ADN de una empresa, fortalecen las relaciones y crean una conexión con el producto y/o servicio. Para ello, necesita destacarse en el segmento en el que opera, satisfaciendo el deseo del consumidor, asegurando la mejor experiencia y encanto.
La marca construye su historia y su reputación a través de sus acciones, convirtiéndose en uno de los activos más importantes de una empresa, que genera valor a largo plazo, realza los activos físicos e intelectuales de la empresa y hace que sea reconocida por el público, independientemente de su estructura física o no.
El principal objetivo de una empresa es que sea sostenible, y esto incluye su relevancia social, la cadena productiva que promueve y el beneficio que genera.
El registro de la marca es la única forma de proteger legalmente el capital creativo de una empresa, de forma segura, atrayendo admiradores, clientes fieles y seguidores. Con esto en mente, invitamos a Eduardo Quadros, socio fundador de Foster PI & Consultoria, empresa especializada en el registro de marcas, propiedad intelectual y asociada de Camila, para un diálogo abierto, transparente y esclarecedor sobre el proceso de registro de marcas y patentes con el fin de desmitificarlo y valorarlo, situándolo en un nivel estratégico y en la base del negocio.
«Cuando escuchamos que la marca es uno de los activos más importantes de una empresa, no nos detenemos a pensar que, aunque en segundos podamos perder toda la estructura física, es a partir de su reputación que volvemos a construir todo.
Es importante pensar en la labor de gestión de la marca y en la protección de los activos intelectuales desde el inicio de la empresa porque es precisamente sobre estos pilares que un producto o servicio adquiere valor.
¿Si he desarrollado una tecnología, cuáles son las formas de divulgarla para recibir financiación? ¿Si participo en una ronda de negocios, qué garantías puedo dar al inversor si no es una marca registrada, una patente solicitada y mi identidad visual consolidada?
Cuando iniciamos un proyecto, queremos que genere beneficios y se realice por sí mismo, por lo que es necesario tener una base firme: ¿Se puede utilizar el nombre de la empresa sin infringir los derechos de terceros en mi ámbito de actividad? ¿Qué evitaría la necesidad de cambiar el nombre y los elementos de la marca, causando un retrabajo al equipo de marketing, y no sólo eso, posibles demandas?
¿Si el nombre que quiero está disponible, debo protegerlo? No hay duda de ello.
Y este trabajo debe llevarse a cabo junto con el de la marca, asegurando su apropiación, además de que las inversiones para ello son relativamente bajas si se comparan con los posibles problemas futuros. Recordemos que el registro de la marca, en particular, asegura la propiedad de la marca a la empresa para toda su existencia cuando es concedida, siendo válida por 10 años con posibilidad de ser prorrogada.
En este sentido, cuando los pilares de la protección y la comunicación estén bien establecidos, corresponderá a la empresa difundir su producto/servicio en el área de interés. Por ejemplo: una nutricionista desarrolla un producto digital en formato de curso y consultoría a través de un libro electrónico con consejos sobre recetas para madres que están amamantando. En este caso, su nombre es la marca más grande e importante, que se superpone a las demás marcas que puedan aparecer en el curso. A partir de una búsqueda en una base de datos específica de registros, se abre la posibilidad de utilizar y proteger sus activos, siempre que la protección vaya acompañada de una excelente comunicación con el público.
Por lo tanto, una gestión de la marca estratégicamente diseñada con una buena comunicación generará beneficios con el objetivo de que el negocio crezca gradualmente de forma sostenible y segura.”
En la realidad del mercado, el registro de marcas sigue siendo un tabú que hay que desmitificar y, por ello, es importante realizar un trabajo constante con el objetivo de fomentar sus beneficios. El INPI – Instituto Nacional da Propriedade Industrial, organismo responsable del registro de marcas en Brasil, es un gran aliado en el proceso y garantiza la legalidad y exclusividad de la marca en todo el territorio nacional.
La marca es uno de los activos más importantes de una empresa porque es a partir de su reputación que se construye. Como parte del plan de negocio, el registro de la marca es esencial para protegerla y mantener sus directrices. Una marca sin registro es como una casa sin cimientos: corre el riesgo de derrumbarse en cualquier momento.